Cuando el obrero ensucia su corazón y no lo limpia, provoca el comienzo de su desvió, pudiendo llegar a perder su salvación.
¿Cómo nos damos cuenta si empezamos a alejarnos del camino recto de la fe?
Claramente uno empieza a perder la sensibilidad (esto no se relaciona de ningún modo con el sentimiento) cuando comenzamos nuestro ministerio, uno frente a alguna acción que no agradaba a Dios, actuaba de una forma “Lo detectaba” y trataba de cambiarlo. Pero con el tiempo uno pierde esa sensibilidad y ya no reacciona, no intenta cambiar.
Luego de ese comienzo errado que nos debilita, comenzamos a:
a) Orar menos: uno no siente, ni tiene el deseo de orar, de hablar con Dios. Ya no encuentra fuerzas para doblar sus rodillas y buscar de su presencia. Solo lo hace en una reunión de miembros, de obreros, solo por una simple obligación.
b) No cumple las escalas (Excusas): Uno ya deja de importarse por las cosas que pertenecen a la obra, siempre busca un pretexto para evitar las responsabilidades, nunca tiene tiempo, busca ocupar el tiempo con otras cosas.
c) Ayuna menos: Pierde el deseo de ayunar, no participa de ningún propósito de la iglesia, ya que para el “El no participar” resulta ser normal.(el perdió la sensibilidad)
d) Se vincula con el Mundo: Uno empieza a tener nuevas “amistades”. El empieza a participar de conversaciones y hechos que desagradan a Dios. (comienza a tener malicia) comienza a despertar el deseo de la carne.
e) Pierde la Fe : El peso de conciencia le provoca la caída en el ambiente de la fe, ya que siente que Dios no le contesta y que no sirve de nada, sacrificar, orar, por que el esta mal. Esto lleva a la perdida de la unción: Dios no habla mas con el, podemos notarlo en la atención al pueblo, siempre da la misma palabra, y llega a trasformarse en un obrero “Robot-maquina” que solo hace lo que le dicen que haga.
f) Pecado: su fin es la pérdida de la salvación, el alejamiento completo del Señor Jesús, y la vida en el pecado. (uno queda ciego y resulta casi imposible que enderece su camino y vuelva a la presencia de Dios)
Hasta que llegue el momento que se cumpla lo que dicen las escrituras en Hebreos 6:4
“por que es imposible que los que una vez fueron iluminados y gustaron del don celestial, y fueron hechos participes del Espíritu Santo, y asimismo gustaron de la palabra de Dios y los poderes del siglo venidero, y recayeron, sean otra vez renovados para arrepentimiento, crucificando de nuevo para si mismos al Hijo de Dios y exponiéndole a vituperio.”
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